Nací en una nube o, por lo menos, es el recuerdo que tengo, el de encontrarme con un montón de hermanitas mías, todas juntas y apelmazadas, hasta que un buen día, nuestra madre decidió dejarnos salir a todas, una tras otra, en continua procesión.
Debo reconocer que, en un principio, pensé que yo sola me bastaría y, de hecho, así fue al principio y yo era: la gota, un ser único porque, aunque hayan dichos vuestros que nos hablan de similitudes como dos gotas de agua, nada más incierto y, de hecho, no entiendo como podéis confundir una gota con otra.
Soy perfecta, tengo la forma adecuada y el porcentaje de sales adecuado, puedo cambiar mi aspecto y, si hace frío ser sólida, o un gas si el calor es predominante pero, mi esencia, sigue siendo siempre la misma, un poco de Hidrógeno y la mitad exacta de Oxígeno. Ninguna otra gota es exactamente igual a mi y eso es lo que nos da nuestra singularidad.
Pensé que podría calmar la sed, pero me di cuenta de que yo sola apenas era percibida por animal alguno, pensé que podría refrescar el calor de los hombres, pero yendo sola, a duras penas era sentida por vosotros, pensé que podría incluso servir para vuestra cocina, pero sola tampoco fui capaz de ir más allá de un espejismo de guiso.
Entonces fue cuando me di cuenta de que, cuando me unía a otras hermanas, era capaz de saciar la sed, de refrescar el calor humano o de constituir la base de una cultura culinaria; me di cuenta de que podíamos apagar fuegos, bañar vuestros cuerpos y limpiar impurezas, pero solo si era capaz de convivir con otras como yo, tan distintas y tan iguales a la vez.
Empecé a ver las ventajas de ir en grupo, de ser un todo a costa de perder algo de mi singularidad, e incluso a costa de tener que seguir unos patrones; cuando estaba en el río, era el camino de los peces, pero no podía abandonar su lecho si no quería que mis esfuerzos fueran vanos, podía ser refrescante pero, si caía fuera del vaso, dejaba de tener sentido, y fue entonces cuando vi la fuerza de ir todas unidas, cada una en su sitio, con la oportunidad de volver de nuevo a ser yo misma, en cuanto me reinventara y volviera a la nube.
Decidí formar parte de un todo para tener la fuerza, ¿qué es lo que decides tu?
Hola de nuevo Josep,
No, no es para subir su autoestima, es porque realmente es perfecta en ella misma, porque su propia imperfección la hace perfecta. No es comparable con las otras porque cada una es ella en sí misma, con sus propias habilidades, formas, composiciones, …. es la maravilla de la diversidad, que hace que una forma no sea mejor que otra si no, simplemente, diferente, claro que esta no es más que mi creencia, quizás distinta de la tuya, pero no por ello menos verdad, ¿no te parece?
Un abrazo y feliz noche
Si, tienes razón, cada uno de nosotros tenemos nuestro propio mapa. Estoy contigo que cada cosa individualmente es el mejor, es una manera distinta de ver las cosas.
Ahora pienso por qué nos cuesta tanto decidirnos a la hora de escoger más de una cosa?, debería ser sencillo, no!!!!
Saludos
Recuerda que elegir es también renunciar, y eso no es fácil
Un abrazo
¿Cómo sabe que es perfecta y no las demás?
Cada gota es perfecta en sí misma, como lo somos todos y cada uno de nosotros, como lo es cada una de sus hermanas, complementarias entre ellas, capaces de formar un mar y de irrigar un campo
Ya, pero para saber que es perfecta en si misma, no se puede comparar con las demás.
Esto no es lo que nos gusta oír!!! es para subir la autoestima de la gota.
Saludos