Sé que es una petición rara, pero no deja de ser una petición rara, para gente rara, desde gente rara o, dicho de otro modo, cambia lo de rara por especial, ¿tiene sentido ahora?, no hace falta que me conozcas, solo que sepas que para mi eres especial y que, por ello, a ti van dirigidas estas líneas.
Supón que fueras parte de una pieza musical, una de sus notas o, quizás, la propia pieza entera, de cualquiera de las disciplinas existentes o por inventar, quizás una mezcla de opera y chachachá, o un Vals con notas de salsa, un solo de guitarra o un allegro de violín.
Siéntete música, deja volar la imaginación, siente todos y cada uno de tus sentidos transmutándose en notas musicales que se imantan entre ellas y se hacen armonía, unas con otras, tan distintas ellas, tan iguales ellas, tan complementarias las unas con las otras, ora necesitándose, ora tomando su propia independencia.
Ahora percibe tu impacto en las personas a las que llegas, dulce en ocasiones, contundente en otras, para nada indiferentes, aunque a veces lo parezcan. Toma consciencia de tu capacidad para generar emociones, lágrimas aquí, sonrisas allá, añoranza acullá; un cúmulo de emociones que pueden cambiar con el cambio de compás, como si se cubrieran con un manto que acaricia las esencias.
Te transportas por el aire y, cuando vas sola, puedes ser un silbido que alerta o que reconoce y halaga pero, cuando viajas en compañía diversa, te puedes transformar en sinfonía, quizás la Pastoral, pero también Tubular bells. Tu marcarás el compás o puede ser que seas su seguidora, solo en función de si diriges o formas parte, o tal vez ambas cosas.
Esto es liderazgo, en su más pura esencia, sintiéndote tu, consciente del impacto que causas en los equipos de los que formas parte, siendo nota y siendo partitura, siendo aire y siendo percusión, buscando lo mejor en cada momento para ese fin perseguido, sin miedo al caos del instrumento que se afina, de aquel que se estrena y de la madera que, acariciada por los años, saca lo mejor de sí.
Y ahora, ¿cómo quieres llegar a los oídos de aquellos a los que sirves?, ¿qué emociones son las que pretendes aflorar?
Me gusta mucho la metáfora de la música para transmitir lo que debe ser el liderazgo dentro de un equipo, creo que es muy acertada y que ayuda a sentirlo desde dentro, donde la música nos llega realmente cuando estamos en resonancia con ella.
“Resonar” es para mí la clave que hace que todo lo que hacemos se impregne de nuestra verdadera esencia.
No digo que sea fácil ni que yo lo consiga siempre, puede que sea precisamente por eso que puedo saber cuándo estoy en verdadera sintonía con algo o alguien.
Gracias de nuevo por otro buen artículo.
Un saludo.
Muy buenos días Chema,
En primer lugar, gracias por leer el artículo y por tus impresiones y sensaciones sobre el mismo. Tu lo has dicho, cuando resuenas con algo, eres una sinfonía en directo, o quizás un solo, o una salsa, pero, en cualquier caso, música y danza.
Un abrazo fuerte y gracias de nuevo por tu enriquecimiento del escrito.